No se si os pasa como a mi, pero soy algo rara para las comidas, no es que algo no me guste es que no me gusta de algunas formas cocinadas. Os explico un caso muy curioso, soy una persona que no le gusta el huevo frito, revuelto o en tortilla perfecto pero lo que es frito o cocido (salvo la yema cocida que si me gusta) como que no me lo como, pero los huevos rotos si me gustan. Diréis, Virginia eres tonta (no os lo discuto) los huevos rotos son huevos fritos, si pero no… Los huevos rotos a la vez van mezclados con patatas, jamón serrano y pimientos del padrón, y quieras o no todo mezclado me gusta, pero lo que es comerme el huevo frito solo, como que no. No se si es la textura o que es, pero no puedo con ello.

Pues algo así me pasan con algunas hortalizas o verduras. El repollo cocido no me gusta, pero crudo, simplemente lavado, me encanta o las coles de Bruselas o las judías verdes.  Virginia porque nos cuentas tu vida que no nos interesa?… Porque hoy os traigo una receta modificada (porque no es como la original) para los niños o las personas que les pasa como a mí que hay que camuflar las cosas para comérselas.

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