La santa muerte me susurraba y acechaba desde hacia tiempo y yo no lo quería ver. Me negaba a dejar de luchar y dejarla ganar. Se convirtió en una de mis mejores amigas por mucho tiempo, me acompañaba a cada paso que daba, en mi día a día, incluso en los buenos momentos en los que ella dormía. Pero poco a poco sus susurros cada vez los oía mas fuertes y mas claros, donde me decía que ya sabia lo que iba a pasar y la dejara ganar, no podría alargarlo mucho mas. Nadie escapa a la muerte, y tu y yo no fuimos la excepción.

Poco a poco fuiste matando todo lo que sentía, todos los colores que había en mi vida, la santa muerte venia y ella ganaría, pero a ti te daba igual porque la culpa siempre fue mía. Tenias razón, la culpa era mía, porque nunca te debí permitir colarte tan dentro de mi. Que tocaras partes de mi alma que nadie mas conocía, fui tonta por creer que tu serias diferente y especial, que me respetabas como a tu igual. Pero descubrí que estuve engañada durante mucho tiempo por tu mirada y por tu boca, y simplemente era un pasatiempo para ti, con quien matar el tiempo cuando no estaban los demás detrás de ti.

La ultima vez que viniste a mi, la santa muerte, me lo decía, ya sabes que esto no es mas que una despedida. Despídete, se fuerte y déjame a mi… Al final tuve que dejarla ganar, la muerte es lo que tiene, cuanto mas la alargues mas dolorosa sera. Y tras esa despedida, ella gano y todo acabo…

Eres una de mis creaciones favoritas, pero hasta ahora no me había parado a pensar porque lo eras, a parte de por el resultado final, creo que es por el significado que hay detrás. A veces el inconsciente nos pone en sobre aviso de cosas que nosotros con la razón y el corazón no queremos ver, pero que están ahí y poco a poco van saliendo, aunque tu no quieras o lo niegues. La muerte es el principio del fin, y el tiempo me ha demostrado que a veces es mejor morir, para poder resurgir, que sentir sin vivir.